Arquidiócesis de Xalapa

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San Charbel

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Lila Ortega Trápaga

Su imagen lo muestra con barba blanca, túnica negra, y brazos extendidos en actitud de oración, lo acompañan un cedro de Líbano, un cáliz y la imagen de la Virgen María. En las parroquias es muy común ver la imagen de este santo colmada de listones de colores en donde los fieles escriben sus peticiones.

El Líbano es el hogar principal de los Maronitas y sede de sus Patriarcas; forma parte de la llamada Tierra Santa. Ahí nació Yusef (José) dentro de una familia campesina el 8 de mayo de 1828 en el pueblo de Beqakafra, a 140 km. del Líbano. Era el quinto hijo de Antun Makhlouf y Brigitte Chidiac. El padre de Yusef murió cuando éste era todavía un niño, por lo que su madre pasado un tiempo, se casó de nuevo con un hombre devoto, quien después fue ordenado sacerdote. Cabe señalar que en el rito maronita, los hombres casados pueden ser sacerdotes.

Yusef estudió en la pequeña escuela parroquial del pueblo, y ayudó a su padrastro en el ministerio sacerdotal. De él aprendió a llevar una vida de oración. A la edad de 14 años, era pastor de ovejas y descubrió una cueva, a la que con frecuencia se retiraba para hacer oración. Además del buen ejemplo de su padrastro, dos de sus tíos maternos eran ermitaños pertenecientes a la Orden Libanesa Maronita, por lo que Yusef los visitaba con frecuencia para aprender sobre la vida de los monjes.

A los 23 años eligió ingresar al convento de Nuestra Señora de Mayfouq. Ahí renunció a su nombre bautismal de Yusef y escogió como nombre de consagración: Charbel. Dos años después profesó los votos perpetuos como monje en el Convento de Annaya, y posteriormente realizó sus estudios de filosofía y teología en el Monasterio de San Cypriano de Kfifen.

Fue ordenado sacerdote el 23 de julio de 1859, regresó al Monasterio de Annaya, donde cuidó de los enfermos y realizó trabajo manual en cosas muy humildes. Amaba la Eucaristía y a la Virgen María. A los 47 años solicitó permiso para vivir como ermitaño, en soledad y oración en la ermita de San Pedro y San Pablo. Comía una sola vez al día, y así vivió hasta los 70 años.

Aunque san Charbel tuvo una vida alejado del mundo, después de su muerte Dios quiso señalarlo con numerosos prodigios. Su cuerpo se ha mantenido incorrupto, sin rigidez y con la temperatura de una persona viva. En 1925, el Padre Superior de la Orden solicitó al papa Pío XI la apertura del proceso de estudio, siendo canonizado el 9 de octubre de 1977.

«Un ermitaño de la montaña libanesa puede hacernos entender, en un mundo fascinado por las comodidades y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios». Papa Pablo VI.