Arquidiócesis de Xalapa

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¿Qué es evangelizar y qué es catequizar?

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Pbro. Carlos Carmona

“Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos: bautícelos en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Y enséñenles a cumplir todo que le yo les he mandado (Mt. 28, 19 – 20). La Iglesia naciente entendía claramente que este mandato evangelizador de Jesucristo dio su razón de ser.

La evangelización es un desafío permanente. Supone nada menos que participar en la misma misión de Jesús (Jn 20,21). Es algo que nos desborda. La evangelización se realiza no sólo con palabras, sino también con obras. Jesús anuncia una Palabra que se cumple, una Palabra acompañada de señales y signos: enseña y cura, dice y hace. La respuesta es la experiencia de fe.

La Iglesia hoy continúa respondiendo a esta llamada evangelizadora. “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa”. (EN, 14). Así pues, se evangeliza de muchas maneras porque con ellas se pone en contacto con Dios al que es evangelizado y se le invita a vivir un proceso.

La evangelización es un proceso vivo y complejo, con elementos diversos que es preciso integrar: Renovación de la humanidad, testimonio, anuncio explícito, adhesión del corazón, entrada en la comunidad, acogida de los signos, iniciativas de apostolado (EN 24). En ese proceso se dan unas constantes vitales que hay que cuidar. El III Sínodo Diocesano de la Arquidiócesis de Xalapa dice que “para responder a la necesidad de revitalizar y articular un proceso diocesano de evangelización con todas sus etapas: kerigma, catequesis y las acciones de una pastoral orgánica que sea nueva en su ardor, en su expresión, y en sus métodos… definir un método de evangelización diocesana que integre armónicamente sus distintas etapas, con todos sus agentes, estructuras y medios diocesanos a sus disposición (III SD 200.1)

¿Cuál es la Buena noticia que se debe anunciar? San Juan Pablo II dijo en su visita a Veracruz: “Evangelizar significa anunciar la Buena Noticia. Y la Buena Noticia que el cristiano comunica al mundo es que Dios, el único Señor, es misericordioso con todas sus criaturas, ama al hombre con un amor sin límites y ha querido intervenir personalmente en su historia por medio de su Hijo Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros, para liberarnos del pecado y de todas sus consecuencias y para hacernos partícipes de su vida divina” (7 de mayo 1990).

Pero después de este primer anuncio sigue la Catequesis. ¿Y qué es la Catequesis? Podemos que la catequesis es un momento del "proceso" de la evangelización, en el que hemos de disponernos a recorrer de forma continua, progresiva, comprometedora, unos pasos determinados, para conocer suficientemente los misterios cristianos, reflexionar sobre ellos y vivir en conformidad con sus exigencias. También San Juan Pablo II dice al respecto: a la proclamación de la Buena Nueva ha de seguir una sólida catequesis a todos los niveles, particularmente en la familia y en los ambientes juveniles. La invitación a creer ha de ir acompañada por la oportuna instrucción acerca de todo aquello que el Señor, por medio de su Iglesia, ha querido enseñarnos. Sería un error catequizar sin haber evangelizado previamente, como lo sería igualmente evangelizar no atendiendo luego en modo suficiente el instruir en la fe recibida”.

“La formación cristiana mediante la catequesis llevará a una participación más activa en la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia. De esta manera, el pueblo sencillo hallará en esto y en las prácticas de la piedad popular motivaciones para dar razón de su fe. Y así, los ambientes descristianizados se harán más permeables a un reencuentro con el Señor, y la actividad proselitista de las sectas podrá encontrar un freno a las ambigüedades y confusionismo que siembran”. (ibid)

Estamos viviendo una época de crisis también en la vida pastoral, consecuencia de la pandemia. Sin embargo, estamos llamados a ser creativos pastoralmente hablando y buscando, con la luz del Espíritu Santo, nuevos métodos y nuevas expresiones en la tarea evangelizadora, pero sobre todo un nuevo ardor.