Arquidiócesis de Xalapa

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El camino al sacerdocio

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Martín de Jesús Ortega Ortega

En nuestra vida, cada uno de nosotros estamos llamados a vivir una vocación a la cual Dios dispone para cada hijo suyo. Como sabemos existen varios llamados a la vocación como, el Sacerdocio, la vida consagrada, el matrimonio y también a la soltería, cada uno, con una distinta forma de servir a Dios.

“Necesitamos luz del Espíritu Santo para escuchar la voz de Dios” expresó el Padre Ricardo Antonio Saldaña Tamariz, encargado de la Pastoral Vocacional de Xalapa. El padre Ricardo, expresó un poco más a fondo como es el proceso que muchos jóvenes viven en el llamado a la vida sacerdotal.

“Los jóvenes se sienten apartados, aislados, solitarios en muchas actividades que participan, las preocupaciones que tienen y los muchos sonidos que los envuelven y no dejan que encuentren las respuestas a las preguntas vocaciones que se hacen como: ¿quién soy? ¿qué quiero? ¿de dónde vengo? ¿por qué nací? ¿quién es Dios?” manifestó el presbítero sobre la situación que muchos jóvenes afrentan frente al llamado de Dios.

Por otra parte, aseguró que el discernimiento ayuda a conocer nuestra verdadera identidad en la creación, nuestra vocación en el mundo y nuestro lugar único en la historia como expresión del amor divino. “Las palabras de Henry Newman nos ayudan -Un proceso secreto y silencioso está fraguándose en los corazones de muchos jóvenes. - El tiempo exacto o el lugar no lo saben” expresó el padre Ricardo.

Igualmente, el padre Saldaña Tamariz, manifestó que la Pastoral vocacional Arquidiocesana de Xalapa, ofrece un acompañamiento de un año, por medio de 3 reuniones las cuales conocemos como preseminarios. Los cuales son realizados en verano, diciembre y Semana Santa para jóvenes varones con inquietud vocacional los cuales durante estos procesos son valorados y son acompañados por seminaristas y sacerdotes que los apoyan en su discernimiento.

¿Qué requisitos debe tener un joven para poder iniciar su proceso como seminarista?

 El padre Ricardo expresó, “Los jóvenes deben de haber llevado un acompañamiento vocacional (Preseminarios). Haber realizado los sacramentos de iniciación cristiana. Tener un equilibrio de madurez; emocional, intelectual y sexual acorde a su edad. Igualmente, el joven debe tener terminada la secundaria, tener un máximo 38 años, si es menor de edad, tener el consentimiento de sus padres y tener una identidad sexual varonil definida.

Por último, el padre Ricardo manifestó, “Cada persona Tiene que saberse amado de Dios, tiene que convencerse de que Dios está enamorado de mí ¡de mí polvo!, como decía Quevedo: “¡Soy polvo, pero polvo enamorado!” Él está enamorado de mi polvo, de mi nada. Mi única ocupación tiene que ser amarle, con pasión a Él y a todos los hombres” concluyó.