Arquidiócesis de Xalapa

Inicio  ›  Noticias

Nuestra Señora del Carmen: esperanza de la salvación

Compartir

María Marisela Parissi Zamora

El 16 de julio celebramos la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Desde hace miles de años, el monte Carmelo era el lugar en donde varios profetas, como Elías, buscaban a Dios. Posteriormente, durante años, en este lugar varios hombres de fe buscaron una vida ermitaña y dedicada a Dios.

Ya en el Siglo XII, algunos devotos provenientes de Italia se instalaron en dicho monte y decidieron nombrar a la Virgen María como su patrona. Ahí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Siguieron un modo de vida de oración, pobreza y fueron el origen de la Orden de los Carmelitas. Naciendo así la advocación de Nuestra Señora del Carmen.

"Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar" son términos que se utilizan para nombre a la Virgen del Carmen, instituidos por los mismos monjes. El segundo título se debe a un almirante mallorquín que impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía. Desde ese momento se le considera también, patrona de la marina.

A principios del Siglo XIII la Orden de los Carmelitas migró al Occidente; ante este suceso el monje superior de la orden, San Simón Stock un religioso inglés, oró con insistencia por la protección de la Virgen del Carmen. De esta forma, Nuestra Señora entregó su Escapulario a la Orden del Carmen el 16 de julio de 1251; dejando así su prenda más preciosa y valiosa.

Al llevar puesto el escapulario, debemos saber que contiene un gran significado y que encierra la obligación de vivir espiritualmente e imitando las virtudes de María, siendo servidor de Cristo. Portar este signo lleva consigo una promesa: “Quien lo lleve puesto en el momento de la muerte, conseguirá la salvación de su alma, siempre y cuando lleve una vida de castidad y oración”.

Según la explicación de diversos sacerdotes, la Virgen en su advocación del Carmen nos ofrece a su hijo en brazos, para que con su amor podamos enfrentar las diversas situaciones adversas, sobre todo las enfermedades y fatigas. A su vez, el signo del Escapulario es aceptar una comunión con Cristo y nos permite enraizar nuestra fe en María.

En la Virgen del Carmen encontramos una expresión de humildad y ternura; virtudes que contrario a lo que parece, no son de personas débiles, sino valientes y fuertes. Virtudes necesarias para estar en gracia con Dios.