Arquidiócesis de Xalapa

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Deberes de los Padres

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Lic. Gloria Dávila Galicia

Actualmente observamos en niños y jóvenes desesperanza, problemas de conducta, y baja autoestima. Todo ello consecuencia en muchas ocasiones del miedo al fracaso, de la poca tolerancia al dolor, las penas, la frustración, circunstancias a las que el propio devenir de la vida los enfrenta.

La fecundidad del amor conyugal no se reduce a la procreación de los hijos, sino que debe extenderse a la educación moral y a su formación espiritual. Un hombre y una mujer unidos en matrimonio formaran con sus hijos una familia, que es el medio natural para iniciar a sus miembros en la solidaridad y en la responsabilidad.

En el entorno en el que vivimos es importante que los padres desarrollen vínculos estrechos con los niños y jóvenes para fomentar en ellos capacidades y habilidades que les permitan hacerle frente al dolor y las penas.

Una educación basada en el respeto filial favorece la armonía de la vida familiar, durante la infancia el afecto de los padres se traduce en el cuidado y la atención de los hijos, en el transcurso del crecimiento esa dedicación los debe llevar a enseñar a sus hijos a usar su razón.

Los padres deberán tener especial atención en desarrollar recursos como: la correcta gestión de emociones, el reconocimiento de habilidades, la confianza en las capacidades, modelar constantemente el carácter, capacitarlo en el manejo del estrés para evitar comportamientos riesgosos, enseñarle que los eventos de la vida pueden ser fortuitos o consecuencia de sus decisiones, la responsabilidad, educarlo en la fe para darle la certeza de que no va solo a apostar a la vida.

Los padres deben practicar desde la primera infancia, por ejemplo, cuando el llanto y enojo, del niño aparecen en el momento en que no puede armar un juguete, por supuesto que lo más fácil para el adulto es tomar el juguete, armarlo y así evitar que el niño se enoje y llore, pero al hacer esto estará fomentando en el pequeño la poca tolerancia a la frustración y una baja autoestima por no sentirse capaz de conseguir “armar un juguete” y esto puede avanzar en el tiempo hasta convertirse en un joven frustrado, miedoso con baja autoestima.

En la vida no podemos evitar las dificultades, por mucho que lo intentemos. Por eso es necesaria la entrega y compromiso de los padres para forjar el espíritu y el carácter de los hijos a fin de que puedan aprender a enfrentar con actitud positiva las distintas situaciones que se les presentarán en la vida.

“El papel de los padres en la educación tiene tanto peso que, cuando falta difícilmente puede suplirse¨. Corresponde a los padres hacerle saber a los hijos la importancia de su contribución personal al mundo para hacerlo un lugar mejor.

<<Padres no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción… >>. (Catecismo de la Iglesia Católica Tercera Parte Capitulo Segundo, Artículo 4, III Deberes de los miembros de la familia 2221-2231)