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Acoso sexual en videojuegos en línea

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Lila Ortega Trápaga

El aislamiento pone en jaque a muchos papás. Para quienes no contamos con una alberca, jardín o siquiera un patio, resulta un desafío el juego de niños, porque si bien es bueno pasar tiempo en familia, también requieren convivir con pares, y la solución parece que resultan los videojuegos en línea. Estos juegos ofrecen la posibilidad de conectarse con otros chicos, conocidos y desconocidos, para platicar mientras juegan, encontramos que hay algunos muy simples, de construcción, de mesa, de preguntas y respuestas y plataformas donde los niños se unen y encuentran una variedad de opciones para jugar «Un buscador de juegos, ahí encuentras de todo» dice una niña de 12.

En diferentes países los investigadores cibernéticos reportan la tendencia de adultos que se hacen pasar por niños y contactan jóvenes y niños a través de estos videojuegos, ya que se unen en el rol de juego, y demostrando su destreza, captando la atención de los chicos, empiezan sondeando si se encuentran solos o bajo supervisión mediante preguntas astutas, y una vez establecido el campo libre, empiezan a pedirles realizar actividades, primero morbosas dentro del juego, después buscan el contacto real, “amistad en línea” y acosan.

Puede parecer exageración pensar que en internet todo es malo, pero cuando encontramos denuncias, datos reales que asocian desapariciones de adolescentes o tráfico de pornografía con menores que lo único que tienen en común es el uso de esos juegos, el asunto requiere la atención. Pueden pasar días o semanas antes de que el pedófilo explore tópicos sexuales con su víctima y solicite fotos explícitas o una reunión personal.

Una niña de 7 años jugaba con su avatar mientras dos avatares varones le hacían una violación sexual grupal. Los padres aseguran haber tomado las previsiones de seguridad recomendadas por el videojuego al nivel máximo posible. Otro padre fue atacado mientras utilizaba el videojuego, cuando otro jugador le pidió a su personaje que realizara ciertos movimientos, al negarse, el otro jugador lo amenazó con suicidarse. Ningún padre que ame a sus hijos, aún de manera equivocada, lo dejaría jugando solo en un parque que tiene fama de ser visitado por criminales; no los arriesguemos entonces en línea. Hay gente mala, y es más astuta que nosotros, cuanto más que nuestros hijos.

¿Qué podemos hacer? «Los padres necesitan hablar con sus hijos sobre estas cosas», Agente Especial Wesley Tagtmeyer, un investigador cibernético del FBI. Ya no es suficiente mantener la computadora en una área abierta donde se pueda monitorear». Hablemos con nuestros hijos, una y mil veces, tantas como necesitamos repetirles que aprendieran a lavarse los dientes y persignarse para dormir. Hagámosles saber que pueden acudir a nosotros en caso de meterse en problemas, que estamos ahí para ellos. Y la segunda, la que me llevó a investigar, jueguen su juego, siéntense junto a ellos y que les expliquen cómo se juega, qué hacen y con quién.