Ayudar, quinto mandamiento de la Iglesia
María Gabriela Hernández Cuevas
En estas semanas hemos recorrido un camino de reflexión sobre los cinco mandamientos de la Iglesia, que son invitaciones que Dios nos hace para estar más cerca de Él y cumplir su voluntad. Hemos llegado al último mandamiento que nos pide ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica que “los fieles están obligados de ayudar, cada uno según su posibilidad, a las necesidades materiales de la Iglesia” (CEC, 2043). Estas necesidades materiales tienen distintas expresiones, estas son algunas responsabilidades que tenemos que asumir como parte de ser Pueblo de Dios (Código de Derecho Canónico, cann 222):
Ayudar a que se disponga de lo necesario para el culto divino
Apoyar las obras de apostolado y de caridad.
Procurar el conveniente sustento de los ministros.
Promover la justicia social.
Ayudar a los pobres con los propios bienes.
A través de estas acciones estaremos cooperando en el sostenimiento de la Iglesia integrada por todos los bautizados. Estamos obligados a ofrendar parte de nuestro trabajo, salario o ahorros en favor de la comunidad católica. Se nos invita a cumplir este mandamiento con una actitud de amor, confiando en la providencia de Dios y también hacerlo conforme a la salud de la economía familiar. Somos invitados a ser generosos y a confiar que al tender la mano a nuestra iglesia es obrar conforme a la voluntad de Dios.
Gracias por ser parte de esta serie de reflexiones de los mandamientos, pidamos la gracia del Espíritu Santo para poder cumplirlos con amor.
“Los cinco mandamientos de la Iglesia con sus exigencias de mínimos quieren recordar que no hay vida cristiana sin esfuerzo moral, sin participación concreta en la vida sacramental de la Iglesia y sin la vinculación solidaria con ella. Son obligatorios para todo cristiano” (Youcat, 346).