“La ilusión que yo tuve al entrar al seminario la puedo encontrar en sus corazones”: Mons. Jorge Carlos

El seminario mayor de Xalapa, inició de manera formal su ciclo formativo 2024-2025, en todas sus etapas, a saber: Seminario menor, Curso introductorio, Etapa discipular y Etapa configuradora.
La Eucaristía de inicio de curso fue presidida por el Señor Arzobispo, Don Jorge Carlos Patrón Wong, el día viernes 6 de septiembre de 2024, a las 7 de la noche en la capilla del Seminario Mayor.
Antes de la homilía el Padre Marco Polo Mercado leyó la nómina, es decir, el listado de maestros y formadores que acompañaran a los seminaristas de todas las etapas.
Por su parte el Señor Arzobispo dijo en su homilía: “Quisiera compartir tres palabras que resuenan en mi corazón en la Palabra de Dios de hoy.
En la oración Colecta le pedimos al Señor: revistemos de tu corazón.
La Palabra vestir en casi todas las culturas se trata de una relación con otros, porque nos vestimos de diferente manera, de acuerdo a la ocasión, fiesta, deporte o paseo. Porque no solo nos vestimos para nosotros, sino para los otros de acuerdo a las circunstancias.
Debemos de aprender de Jesús porque se reviste de acuerdo a todas las facetas que va viviendo en el evangelio. Vamos a meditar con se comporta Jesús con los escribas, fariseos. Como se comporta al ir a Jerusalén.
Enciéndeme en el amor.
La cosa más triste de la vocación es hacer las cosas en automático y sin amor. De hecho, la reflexión diaria que debemos hacer es ¿con cuánto amor estamos haciendo las cosas?
Cuando uno entra al seminario Dios va haciendo arder ciertas cosas que nos van ayudando a ser seminaristas, pero hay que reconocer que cuando se deja de arder por dentro, se comienza a arder por fuera, se va a buscar en otras cosas.
Nosotros nos debemos ayudar los unos a los otros para que el corazón humano sea un corazón de Cristo. Porque es muy fácil para el corazón humano latir humanamente, es decir latir solo por las cosas que nos gustan. Jesús al encarnarse nos hizo un corazón celestial.
El discípulo se configura, se configura con Cristo.
De acuerdo al evangelio, hay que recordar que estamos en la vida con Cristo, por lo tanto, hay que tener alegría. Así como lo cantamos “vives entre nosotros” su presencia en la capilla, realmente vive entre nosotros, esa es la alegría de la boda.
Por favor no se olviden de Jesús. Que los libros, que las actividades y los apostolados no nos hagan olvidarnos de Jesús.
Una última palabra:
Vino nuevo.
Si hay algo que me gusta es como los chicos del propedéutico y seminario menor, van a renovar nuestra comunidad, y todos se renuevan porque cambiaron de año, hay cosas nuevas.
Una vez escuché al Papa Francisco decir: “cuando me uno a Cristo que es el vino nuevo, tengo que ser un odre nuevo” porque no puedo vivir del pasado, no puedo vivir igual. Acostúmbrense a vivir lo nuevo que Dios les pide.
La ilusión que yo tuve al entrar al seminario la puedo encontrar en sus corazones”.
Al final de la Eucaristía, todos compartieron la cena en el comedor del seminario.
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